A las 9:30 de la mañana del 1º de enero, me tomo el tiempo,
que hace mucho no dispongo, porque todos en esta casa aún duermen y para variar
me desperté demasiado temprano, para escribir este blog al que le están
saliendo telarañas.
Ya pasó Navidad, celebración del calendario cristiano; la
locura, el desenfreno y la tilinguería se apoderaron, como cada año,
salvajemente de gran parte de la población y surgieron las preguntas, que se
repitieron una semana después para Año Nuevo: ¿qué vamos a hacer?, ¿dónde lo
pasamos?, ¿con quienes lo pasamos?, y sobre todo, ¿¡qué comemos!?
Todas estas elucubraciones, muchas veces ya van regadas de
sidra, cerveza helada, clericó, etc., y amenizadas con el sonido espeluznante
de bombas y petardos.
Estas fiestas, tanto Navidad como Año Nuevo, son más motivo
de stress que de alegría y placer. Habemos personas para quienes la Navidad es
solamente un convencionalismo social. Yo no soy cristiana y no me siento tocada
por esta celebración, me gusta encontrarme con la gente que quiero, pero las
felicitaciones de Navidad me sacan de quicio, no las entiendo, no las comprendo
y no siento que tengan nada que ver conmigo. Amén, que se presentan
posibilidades de compartir con gente que preferiría tener lejos y con quienes
solo nos une el parentesco.
Esto se engloba en las preguntas antes mencionadas.
Que conste, que me conviene que la gente coma de todo y me
pida a mí que les cocine, pero generalmente se hacen comidas elaboradas, caras
y en cantidades superlativas. Si hay niños, esa comida no sirve, los niños
comen milanesas, panchos, hamburguesas, bifes, puré de papas, fideos, etc.
A esto le sumamos el trago: vino, cerveza, sidra y el que
puede, champan, si es posible mucho, especialmente en Año Nuevo, como para
terminar al día siguiente abrazado al inodoro.
Cada año estas fiestas “maravillosas” dejan un tendal de
intoxicados por el exceso de alcohol y por supuesto por haber comido de todo y
de más; heridos y muertos, por accidentes viales, petardos y balas perdidas que
mucha gente aun no se entera que está como el culito tirar. De hecho la Navidad
ya dejó una niña muerta por la bestialidad de un imbécil que no tuvo mejor idea
que salir a disparar su pistola “para celebrar la Navidad”.
En año nuevo se hacen proyectos medio exagerados y estúpidos
como: voy a bajar los 40 kilos que tengo demás y que los subí en años y años de
comer como si se acabara el mundo mañana, voy a dejar de fumar mañana mismo y
el mejor de todos con la resaca pateándonos el marote: nunca más voy a chupar,
jejeje, ése es un propósito por demás idiota teniendo en cuenta que sobró sidra
para calmar la sed de un batallón y está bueno que se acabe pronto.
Ya pasó la locura, algunos tuvieron la suerte de pasarlo
como y con quienes querían y la mayoría la pasó como pudo, mostrando la mejor
cara de hipócrita a la suegra que no puede ni ver. Ahora hay que ver que se
come hoy, porque aunque desde que empezó diciembre nos hemos estado comiendo la
vida, cuando despertamos el 1º de enero, el hambre se hace sentir y en el mejor
de los casos sobró comida de ayer, en otros amaneció la heladera con un poco de
leche y dos bananas porque a más de uno se le olvidó que hoy no hay un
miserable súper o coreano abierto.
Mañana la mayoría retomamos la rutina diaria, otros
afortunados se preparan para ir de vacaciones y como para ir de vacaciones hay
que estar medianamente presentable para que el biquini no demuestre todo un año
de excesos comienzan las dietas salvajes “de la luna”, “de la Nasa”, “del apio
y la cebolla” y por supuesto, los ejercicios extenuantes que no hicimos en todo
el año y que ahora con el calor de 42 grados nos ponemos a hacer.
Y así nos va, un año que se fue, para algunos fue bueno,
para otros malo y para la mayoría más o menos, con cosas buenas y otras no
tanto.
El año que llegó hace unas horas traerá consigo muchas
cosas, algunas buenas y otras no tanto, lamentablemente no podremos evitar las
campañas políticas, la suba de precios de la canasta familiar, las luchas
diarias por retener el sueldito por unas horas más, la pelotera diaria con los
hijos, etc., etc. Traerá también, nuevos proyectos laborales, esperanzas
económicas, sueños inalcanzables, logros de nuestros hijos y logros propios,
amigos a quienes abrazar, miles de millones de catárticas tazas de café con las
amigas, familia sanguínea y no sanguínea en quienes apoyarnos.
Por lo pronto deseo para todos: Salud, Alegría, Sabiduría,
Sentido Común y Dinero (el trabajo viene de todas maneras), brazos largos para
abrazar mucho, corazón grande para amar mucho, sangre de pato para que las
boludeces no afecten y risas en cantidades superlativas.