Es motivo de discusión y polémica la posibilidad que el
Parlamento legalice la unión civil homosexual, al que se le da el nombre de
Matrimonio Gay, esto trae a colación que si tienen derecho o no a casarse, si
tienen derecho o no a adoptar un hijo/a, etc.
Me parece que se están mezclando las cosas, primero: una
cuestión de semántica, absolutamente absurda, que si tiene que llamar
matrimonio o no, da lo mismo como se llame, lo que se busca es que todos los
habitantes de este país tengan los mismos deberes y derechos.
Segundo: Si dejamos a un lado los conceptos “religiosos” y
nos ponemos en el plan correcto de persona y ser humano, no puedo aspirar a una
sociedad justa si mi vecino no tiene los mismos derechos que yo, y yo tengo
derecho a tener una unión de hecho o de derecho reconocida por ley, con todo lo
que ello conlleva; yo tengo derecho a
adoptar, siempre y cuando cumpla con los requerimientos establecidos por la
asistencia social. Es así que los demás deben tener los mismos derechos que yo.
Los fantasmas de lo que puede ocurrir o no, están en las
cabezas de aquellos temerosos que su “sociedad”
sacrosanta cambie. Mientras hay vida, y la familia y la sociedad son
entidades vivas, hay mutación y cambio, si nada cambia, si nada muta es porque
está muerto.
Desde el amor, desde el respeto y desde la aceptación se
hace mucho más que desde los púlpitos, desde la intransigencia, la intolerancia
y la ignorancia.
Que la homosexualidad no es natural, arguyen los
conservadores, hagan el favor de leer algo de biología; que los hijos van a ser
homosexuales, todos los homosexuales nacieron de hogares heterosexuales; que
nuestros hijos van a ser homosexuales porque se les va a inducir a serlo, que los niños serán abusados por los padres homosexuales, estadísticamente hablando son muchos más los abusadores heterosexuales que los homosexuales, ¡¡¡PERO DEJEN DE SER PELOTUDOS, POR FAVOR!!!; han hecho más daño las religiones, los
curas, las monjas, los rabinos, los pastores, los imanes que los homosexuales a
la humanidad, y lo que es peor, seguirá así, los líderes religiosos continuarán
azuzando a sus seguidores para que odien, desprecien y no respeten a quien
piensa diferente de ellos, en función de seguir teniendo el control y el
dominio de los pensamientos de aquellos para quienes pensar por sí solos y
tener ideas propias significa demasiado trabajo.
Hablan de la familia, ¿¿¿QUE FAMILIA???, aquella que les
gusta a los inseguros y temerosos de los cambios, aquella que se olvida que
hasta hace poco, y en muchos lugares aun, las mujeres son ciudadanos de
segunda, aquella que piensa que “nosotros somos personas” y ellos son “anormales”,
aquella que prefiere no ver al miembro homosexual a reconocer que toda su vida
es una farsa, aquella que antepone unas ideas implantadas por el líder religioso
de turno a su condición de persona, ¿¿¿ESA es la FAMILIA que están defendiendo???,
¡¡¡por el amor de Dios, que mal estamos si pensamos que ese pensamiento es el
correcto!!!
Quiero un país con una sociedad justa, y nada puede ser
justo si hay ciudadanos de primera y ciudadanos de segunda.