domingo, 9 de marzo de 2014

De Borregos y Cencerros

Hace unos días me encontré con una persona muy creyente y muy religiosa que creyó interesante darme su testimonio de vida, testimonio que no pedí escuchar y tampoco me interesaba, pero ya que me tenía ahí y yo soy gente y educada, me aturdió con un montón de palabras de las cuales lo único que pude sacar en claro es que había sido una infeliz toda su vida por culpa de los errores de educación de sus padres y ahora era feliz gracias a Dios y el Evangelio.
En resumen, en treinta y algo de años de vida que esta persona tenía no se paró a pensar en hacerse cargo de su vida, todo lo malo era por culpa de los demás y todo lo bueno era gracias a otros.
En todo el tiempo que estuvo hablando esta persona, no escuché nunca, “yo pienso”, “yo creo”, “según mi criterio”, jamás;  me habló del evangelio, me habló de Jesús, me habló de la iglesia, me habló del Papa, pero jamás supe que carancho pensaba ella.
A personas como esta, yo las llamo borregos, siguen sin dudar el sonido del cencerro de la vaca mayor, personas que no se han tomado el tiempo para leer un puto libro de biología, que no se han tomado el tiempo de leer algo de filosofía, de investigar tan siquiera su propio proceder para ver que la mayor parte de las cosas que nos pasan son el resultado de las decisiones que tomamos en la vida, que si bien por ahí pasan cosas malas sobre las cuales no tenemos control no da para mortificarse y clamar al cielo que venga alguien a resolvernos el problema.
La religión aporta consuelo en momentos difíciles, pero la religión no es fe, y vi mucha religión, pero no mucha fe, en las palabras de esta persona.
Me aterró ver como esta persona era terreno fértil para la manipulación y me puse a pensar cuanta gente no se hace cargo de su vida, cuanta gente está dando el poder de su vida a otros.
Hace muchos, muchos años, en una época de no mucha luz en mi vida, hablando con alguien y quejándome de las “desgracias” de mi vida, ese alguien con gran tino,  sabiduría y un dejo de ironía me dijo: “che, pero vos no te hacés cargo de nada, eh”, esas palabras fueron una bofetada reveladora, me morí de vergüenza porque me di cuenta que lo que me decía era cierto, a partir de ahí, trato de hacer mucho revisionismo histórico y presente de mi vida, porque es muy fácil echar culpas y no hacerse responsable, así como es muy fácil dejar que otros nos manejen la vida, total, si algo sale mal yo no soy responsable, una vez más no me hago cargo.

Hoy les digo a mis hijos, que tienen que tener sus propios pensamientos, que tienen que leer mucho, informarse y crearse una opinión propia, la opinión puede estar errada, pero es suya, no una mala copia del pensamiento de otro. Insto a mis hijos a hacerse responsables de sus actos y de sus consecuencias, es la única manera que se puede crecer y madurar, según mi criterio, es la mejor manera de no dejarse manipular y convertirse en un borrego que sigue manso el sonido del cencerro.
No ser borrego lleva tiempo, esfuerzo y muchos golpes, pero vale la pena, vale la pena estudiar, pensar, equivocarse, vele la pena asumir la diferencia de pensar aun cuando éso nos aleje de la manada, prefiero ser individuo y no manada, aun cuando me quede sola, al menos, sé que lo que pienso, lo que creo y la manera en la que vivo es el resultado de mis experiencias y mis propios procesos mentales y no un chip implantado en mi cerebro por otra gente que se engrandece con mi ignorancia.