Señor Horacio Cartes, usted ha ganado las elecciones presidenciales,
presumo que limpiamente; usted no me conoce y no tiene porque hacerlo, pero si
bien creo que estás líneas no las va a leer nunca me tomo el tiempo, que no me
sobra, para escribir cuanto sigue.
Me llamo Mari Carmen Aparici Bellassai, soy paraguaya y no
estoy inscripta en el padrón electoral y no voto por los motivos que paso a
detallar.
No voto porque creo que ningún presidente puede hacer nada
teniendo como parlamentarios a los impresentables de siempre, la persona que acceda
a la presidencia del país puede tener muy buenas intenciones, pero con el
parlamento que tenemos no llega a ningún lado.
No voto porque en todos estos años no escuché que ningún
parlamentario podrá serlo por más de 2 períodos, ya sea 2 periodos como
senador, 2 períodos como diputado o uno y uno y luego no volver a acceder a
dicho puesto.
No voto porque no escuche ninguna propuesta de acondicionar
IPS, de tal manera que todos tengamos la posibilidad de aportar y acceder a salud pública y jubilación
No voto porque no vi
ni oí en los últimos 24 años que el funcionario público que no trabaja será
despedido y dejaremos de alimentar a los inútiles que se rascan primero la
derecha y después la izquierda a costa mía, suya y de todos quienes pagamos
impuestos; por el contrario el estado es cada día más grande y más inútil.
No voto porque no escuche nunca que los fueros
parlamentarios no serían impedimento para que una persona sea investigada,
juzgada y condenada por cualquier delito.
No voto porque no he visto, en todo este tiempo ninguna
campaña política que no se centrara en los defectos del oponente y si lo
hiciera en un programa de gobierno que incluyera los puntos arriba mencionados.
No voto porque, salvo honrosas excepciones, la mayoría
quiere el poder, olvidándose que estar en el gobierno es servicio y no tener
acceso a la ilegalidad, la prepotencia, la corrupción y el abuso.
Cuando cayeron Stroessner muchas personas esperaron cambios,
algunos llegaron, otros no. Quizá lo mejor de la caída de Stroessner fue la
libertad recuperada de expresarnos. Lamentablemente, los vicios que se habían
instalado en la sociedad durante esos años de gobierno totalitario se
enraizaron aun más. El legado de corrupción de la dictadura es tan grande que
no hemos podido salir de ella, hasta ahora.
Espero señor Cartes, que usted marque la diferencia, no sé
si merece la mínima gota de esperanza que estoy depositando en usted, espero
que sepa elegir gente que esté deseoso de servir al pueblo y no de servirse del
pueblo.
Soy consciente que esta carta y lo que está escrito en ella
me pueden acarrear una multa que no puedo pagar, pero ese es otro pitopú, del
cual me ocuparé cuando llegue, pero me parece justo y correcto explicar porque
no me uno con entusiasmo esta fiesta cívica llamada elecciones.
Espero tener los motivos y el deseo irrefrenable de
inscribirme en el padrón electoral e ir a votar en las próximas elecciones, pero solamente el acontecer de los próximos
cinco años me dirá si vale la pena hacerlo o seguir siendo una tonta que cree
en la desobediencia civil como medio de presión.
Que tenga buen día.