El río subió y todos los ladrones que viven en las zonas ribereñas
inundables subieron a ocupar espacios públicos, y toda la ciudadanía se puso en
campaña para ayudarlos porque "los pobrecitos la están pasando muy
mal, porque perdieron sus casitas", y ahí toda iglesia, colegio, grupo,
partido político instó a sus feligreses, alumnos, miembros y correligionarios a
colaborar en favor de esta gente; amén que no faltó la propaganda política y
religiosa con lo cual más de uno "donó" con reditúo a futuro, ¿entendéa?.
Por si no te percataste me caen mal los
damnificados y me embola que me estén pidiendo lo que sea para ayudarlos.
No hay nadie, ni tan siquiera nos más
honestos que trabajan y "no roban" que vivan en esas áreas, que no
sea un ladrón, porque si bien no todos van pistola en mano a robar al prójimo,
viven en un espacio que no les pertenece, que no debería de estar poblado, no
pagan impuestos de ningún tipo, tienen acceso a agua corriente gratuita porque
las conexiones son clandestinas, y pagan mensualmente G. 25.000; 15.000 o nada
por el usufructo de la corriente eléctrica teniendo aparatos que consumen por
valor de G. 500.000. O sea te están robando, me están robando, nos están
robando a todos, y hasta el más bueno es un ladrón.
Ahora, andá a hacer vos una conexión de
Essap clandestina o a manipular tu medidor de la Ande, a ver si no te caen con
una multa de mierda que no podés pagar.
Pero eso no es importante, hay que ser generosos, dicen los
hipócritas y te trabajan la conciencia, pero, ojo, ninguna iglesia, colegio o
partido político abrió sus espacios para recibir a "los pobres
damnificados".
Los hijos de su madre están asentados en
plazas, calles, avenidas, terrenos con dueño pero que hoy están baldíos. Cuando
baje el río muchos volverán a las riberas a seguir robándonos, pero algunos se
quedarán atornillados a ese espacio que no debía ser cedido pero que lo fue por
una "emergencia" que no debería existir.
El gobierno tiene la obligación de
conseguir terrenos, en zonas no inundables, en áreas despobladas, parcelarlos y
venderlos a precio bajo, en cómodas e interminables cuotas a esta gente para
que tengan la posibilidad de construir una casita digna; que les cobren los
impuestos y los servicios correspondientes y no tengan la necesidad de tocarle
la pera al resto de la ciudadanía cada vez que sube el río.
Y no me vengan con el cuento que los van a reubicar muy lejos de
sus lugares de trabajo y por éso no lo van a aceptar, porque hay muuuuuuuuuuuuucha gente que vive en Capiatá,
Areguá, Ypacaraí, San Bernardino, etc., etc., que vienen cada día a trabajar a
Asunción, así como hay muchos asuncenos que van cada día a trabajar a esas
mismas ciudades, amén que seguro que en las zonas en las cuales los reubiquen
conseguirán que hacer para ganarse el pan sin tener que robar a nadie.