Este año, fue un
año de muchas decisiones, tomé, por sobre todo, la decisión de amarme más, o de
simplemente amarme, priorizarme yo y mis deseos personales, retomé la búsqueda de
mi propia persona, cosa que hacía 20 años que no hacía, ayer empecé a meditar
de nuevo.
Gran parte de las
personas que conozco y amo no entendieron o por lo menos no aceptaron con
agrado la decisión que tomé con relación a la navidad.
Si bien soy una
persona muy sociable también soy una persona solitaria, disfruto de la soledad
y este año decidí quedarme en casa y pasar la nochebuena como yo quería, la
familia se fue a donde quisieron ir, yo me quedé en casa a ver películas, a
comer la comida que sobró del almuerzo, a tomarme litros de té frío, a consolar
a mi perra y mis gatos cuando las bombas los volvían locos y a dormir.
Silencié el
teléfono, no leí ni respondí mensajes,
no atendí llamadas, sólo me alejé de una celebración que no entiendo, no
comprendo y no me gusta, pensé mucho, leí, hice “turismo interno”.
Para algunos esta
es una decisión horrible y soy patética, pero sorprendentemente, también hubo
gente que me dijo que preferiría pasarlo así, pero el mandato familiar los
puede.
Este año cumplí
51 años, sentí y siento que es hora de tomar las riendas de mi vida, amarme y
respetarme como nunca antes, concretar las decisiones tomadas por que es la única
manera de nutrirme para dar a los que me rodean el amor y el tiempo que
precisan sin perderme a mí misma.
No pido permiso
ni perdón por priorizarme yo, mis creencias y necesidades, mis hijos lo
comprenden y lo apoyan y ellos son lo más grande y lo mejor que tengo, mis hijos,
los cuatro, son los mejores hijos que una madre puede querer.
Agradezco a todos
aquellos que me invitaron a cenar con ellos, agradezco a todos aquellos que me
escribieron mensajes que no respondí y devolveré en Año Nuevo, agradezco a
todos los que se tomaron el trabajo de entender y aceptar mi decisión aunque no
la compartan.
Honestamente,
esta fue la mejor navidad de mi vida, fue una navidad donde las cosas
estuvieron donde debían estar, mis afectos lo pasaron como lo querían pasar y
yo la disfruté un montón.
El año que viene
muchas de las decisiones tomadas se concretarán, otras deberán, quizá esperar
un poco más, pero si de algo estoy segura es que, con un poquito de esfuerzo y
aunque no sea fácil, el camino que me espera el año que viene será maravilloso,
habrán muchas risas, también habrán lágrimas, habrán discusiones, pero también
soluciones y eso que para mucha gente es egoísmo, para mí es ganar en
autoestima.
Estoy muy feliz,
me siento en paz, me siento fuerte, me siento grande y como dice Katheleen
Turner: “hay días que me siento poderosa”, y hoy me siento poderosa.
Gracias a todos por aceptar lo que no entienden,
gracias por estar en mi vida y como decía Violeta Parra: “gracias a la vida que
me ha dado tanto…”