Hace 30 años me recibí del sexto curso, tercero de la
media, le dicen hoy, en aquel momento teníamos una clase que se llamaba
Educación Cívica, de esa clase me quedó grabado a fuego en el cerebro que la
mujer valía menos que una vaca. Si una mujer llegaba a casa y encontraba a su
marido en la cama con otra mujer y lo mataba, iba presa por treinta años, pero
si era a la inversa el hombre quedaba libre de culpa y pena, porque así
limpiaba su honor. La violación a una mujer casada o soltera de buena familia
estaba penado con varios años de cárcel, pero ojo, no por el daño infringido a
la mujer, sino por haber manchado la honra del marido y/o padre afectado.
Los años han pasado, las mujeres hemos adquirido
ciertos derechos, pero lamentablemente, los derechos que son para mí y para la
mayoría de los ciudadanos de este país, hoy no lo son para todos.
Hoy se rechazo la Ley
Contra Toda Forma de Discriminación, porque existen
personas que piensan que son superiores a los homosexuales, porque existen
personas que creen que por ser heterosexuales sus derechos son sólo para ellos.
Qué pena me da!!!
En 1989 se retiró Stroessner y con su partida
volvieron los exiliados, las cárceles se abrieron y los presos políticos
recuperaron el derecho a vivir y a pensar como ellos quisieran.
Lamentablemente, con el rechazo de la Ley Contra Toda Forma de Discriminación
hemos retrocedido al oscurantismo de la dictadura, unos pocos, rigen las vidas
de un país a su gusto y placer, unos pocos que creen que ser heterosexual los
hace superiores; unos pocos (burros) que
piensan que ser homosexual es una elección, una opción o una decisión y por eso
no deben tener los mismos derechos que los heterosexuales; unos pocos que creen
que ser homosexual es sinónimo de pervertido y pedófilo, cuando está más que
demostrado que la mayor parte de los pedófilos (hombres y mujeres) son
heterosexuales.
Y quizá lo peor de todo esto es que la mayor parte de
la gente que firmo el petitorio para que esta ley no se aprobara no lo ha
pensado concienzudamente, sólo ha seguido como borrego las indicaciones de “alguien
de autoridad” (cura, pastor, rabino, catequista, etc.) y han pensado que lo
hacían por “la familia”, olvidándose que la familia y la sociedad son
instituciones vivas que cambian y mutan porque así debe ser.
En lo que a mí respecta, hoy el país está de luto,
como sociedad hemos retrocedido treinta años, en lugar de avanzar hacia una sociedad
igualitaria, inclusiva y homogénea hemos ido para atrás como el cangrejo.
¡Qué pena,
cuanta tristeza siente hoy mi corazón!
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