martes, 24 de julio de 2012

Reclamo las 8 horas de trabajo!!!

Hace 20 años si queríamos saber de alguien, íbamos a visitarlo o agarrábamos el teléfono de línea baja y nos tirábamos 45 minutos contándonos las últimas novedades de nuestras vidas.
Empezábamos a trabajar a las 8 de la mañana y a las 6 de la tarde cerrábamos el boliche, íbamos a casa y no nos acordábamos del trabajo hasta el día siguiente.
Después aparecieron los beepers, uno llamaba a una central y te enviaban un mensaje que respondías si quería o podías. Unos años después llenos de emoción dimos la bienvenida a los celulares y ahí empezamos a jodernos la vida.
Hoy los celulares tienen cámara fotográfica y de video, conexión a Internet y valen más que yo.
Hoy hay que estar conectado, hay que saberlo todo todo el tiempo. Las últimas noticias y las actividades de los amigos en el FB.
Hoy el trabajo no se acaba, cerraste el boliche, llegaste a tu casa y te llaman por pavadas que, realmente, podrían esperar a mañana.
Vas a una reunión y te preguntás que hace la mitad de la gente en ese lugar, ya que están con el dedo pegado al celular.
Con los últimos avances tecnológicos hemos ganado mantenernos en contacto con seres queridos que están lejos, conocer cosas que muchas veces nos costarían mucho dinero, han aparecido fuentes laborales maravillosas para trabajar sin salir de casa.
Lamentablemente también hemos perdido privacidad, intimidad y contacto personal real, hemos perdido la experiencia maravillosa de esperar al cartero que nos traiga una carta y enviar cartas escritas a mano con toda la energía que imprimimos en ellas cuando las escribimos.
Hoy se trabaja 24 horas al día, 7 días a la semana y 52 semanas al año. Hoy estamos conectados todo el tiempo, hemos perdido el respeto por el tiempo y el descanso del otro, total lo llamo a su celular.
Como nunca los niveles de stress y las enfermedades relacionadas con  él son moneda corriente y estando conectados todo el tiempo estamos más solos que nunca.
La tecnología pone en nuestras manos "comunicación" y información, pero hemos perdido el abrazo, la caricia, la sonrisa y el café con amigos. Hemos dejado de lado la charla amena y el descanso merecido. Ya la vida no es lenta y placentera, es acelerada, estresante, amarga y expuesta.
Hemos dejado de leer y de buscar información en las enciclopedias y diccionarios que duermen en las bibliotecas y que si tienen "fe de erratas", porque total google me pone la información, muchas veces falsa, en las manos a un click de distancia.
No estoy en contra de la tecnología, tengo celular,uno viejito que cumple con su función de llamar, recibir llamadas y enviar y recibir mensajes, no preciso más, cuesta cuatro mangos y nadie me va a matar por robármelo, es más es probable que el ladrón se apiade de mi y me de plata para comprarme uno más nuevo.
El correo, y el Facebook los reviso en la computadora cuando dispongo de tiempo y de ganas.
El teléfono si suena a las 10 de la noche en mi casa es porque pasó algo grave, a las 9 de la noche ya hemos bajado la cortina y nos vamos preparando para ir a dormir.
La tecnología en sí misma no es el problema, el problema somos nosotros que creemos, estúpidamente, que si estamos conectados todo el tiempo seremos más productivos, ganaremos más dinero y que es luego refashion saber todo de todos todo el tiempo y que los demás sepan luego todo de mi siempre.
Reclamo, a los gritos, mi derecho al horario de trabajo de 8 horas. Piensen cuanta gente lucho y se murió luchando por las 8 horas laborales y hoy nosotros, pobres imbéciles, nos estamos poniendo la soga al cuello solitos trabajando 24 horas porque pensamos que el mundo se va a parar si no lo hacemos.
Reclamo, a los gritos también, mi derecho a la intimidad, a la privacidad, al descanso, al silencio y al goce tranquilo con mi familia y amigos en tiempo real y con personas reales.
Reclamo mi derecho al café, al cigarrillo a las lágrimas y a las risas compartidas, a los abrazos y las sonrisas con mis amigas de cuerpo presente en la mesa de la cocina.
Renuncio a estar conectada 24 horas al día a algo que me produce stress y no me deja descansar, renuncio a saber todo de todos y que todos sepan todo de mi.
Yo solo quiero vivir en paz, como una persona normal.

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