lunes, 12 de agosto de 2013

Carta a mi hijo de 15 años

El viernes pasado cumpliste 15 años. Esta etapa de tu vida está llena de vivencias fantásticas y memorables,  disfrutálo  mucho.
Hoy me permito darte unos consejitos:  Preparate para la vida, estudia, lee, observa con ojos críticos; el único lugar donde todos somos absolutamente libres es en nuestros pensamientos.  No te dejes guiar ni por “el que dirán” ni por el “se dice que”; sólo tus observaciones, y tu preparación  te darán la posibilidad de tener opiniones y criterios propios. Tomarás decisiones y posturas en la vida, pero si son el producto de que vos pensás porque te tomaste el tiempo de aprender, aunque estén equivocadas  no  importa, lo que importa es que esas decisiones y posturas sean el producto de tus ideas y no de lo que otros quieren que hagas o digas.
Habrá personas a quienes gustarás y otras a quienes no, pero recordá siempre que lo que piensen y digan  los otros de vos es asunto de los otros, no es un problema tuyo y no tiene por qué afectarte.
Hacéte cargo de tus acciones, buenas o malas, no temas dar la cara y asumir la responsabilidad de tus actos. Sé humilde a la hora de reconocer tus errores y no te avergüence nunca pedir perdón de corazón.
Sé siempre generoso y abierto con el amor, la comida y el abrigo. Hay gente mala, pero hay mucha más gente buena.
Sé defensor de los más débiles, y no te olvides que muchas veces todos tenemos momentos en los que nos sentimos débiles, sentirte débil l y vulnerable no te hace menos, te hace ser humano.
Que tu norte sea ser buena persona, al margen de cualquier creencia religiosa, política o filosófica.
Sé respetuoso con tus mayores, con los niños y con las mujeres. Recordá siempre que cuando alguien dice no a una propuesta tuya  es tu obligación respetar.
No todos pensarán como vos, pero las opiniones de los demás, aunque estén en radical oposición a tus pensamientos merecen el mismo respeto  que vos y tus opiniones. Podes ser amigo de quien piensa diferente y las diferencias enriquecerán tu vida.
Aprendé desde ahora a separar las cosas, un desacuerdo laboral, académico o deportivo no tiene porque influir en el relacionamiento personal, más aun si se trata de un amigo querido, o de tu familia.
Sé solidario y no te olvides que el prójimo es el que está próximo, si no podés ser solidario con los que están cerca, mal podrías serlo con los que están lejos.
Hacer un mundo mejor depende de cada uno  y para hacerlo hay que empezar por casa.
No olvides nunca que tolerancia, respeto  y aceptación son las bases y el sostén del amor y las relaciones humanas satisfactorias.
Tené presente siempre que el éxito no es tener mucho, sino ser feliz con lo que se tiene y amar lo que se hace. 
No olvides nunca que la grandeza del corazón de un ser humano es directamente proporcional a la humildad y la generosidad del mismo 
Mi hijo, espero que sepas capitalizar los días felices, los momentos tristes, la abundancia, la pobreza, la salud y la enfermedad  en función a ser una mejor persona cada día.

TE AMO
Mamá             

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