lunes, 16 de abril de 2012

El maestro de mi hijo no tiene obligación de caerme bien

Hace unos días presenté mi renuncia a la comisión de padres del grado de una de mis hijas, lo hice con tristeza, puesto que considero que trabajar por mis hijos es mi deber como madre con algo de tiempo disponible.
Ahora bien, lo que me llevó a esta decisión, es que no estoy dispuesta a quemar cartuchos, ni patear escritorios   por pavadas, porque el colegio no "me hizo el favor que yo quería como y cuando quería".
Aclaro, el colegio no tiene obligación de ceder un espacio para hacer una reunión de padres convocada por los padres, si lo hace es por una cuestión de buena voluntad, si habiendo solicitado un aula, alguien se equivocó y llegado el momento el aula se estaba usando para otra cosa, hago la reunión en el patio y no pierdo tiempo y energías en plaguearme, sigo adelante.
Si tengo un aviso de los padres que colocar en los cuadernos de avisos de los niños y la maestra generosamente lo colocó, sin percatarse que debía haber otro aviso que aun no llegó no voy a hacer un escándalo, porque el trabajo de la maestra no es colocar mis avisitos en el cuaderno de avisos. Como mucho su obligación es colocar los avisos del colegio, si colocan otros es un favor que nos hacen a los padres.
Cuando veo padres que cuestionan el proceder del colegio o de un maestro en algo que no tiene que ver con lo académico, que no son capaces de acercarse y conversar con buena voluntad, realmente me produce fastidio, y si me quieren arrastrar en semejante desatino, me enerva.
Me retiré de la comisión de padres porque considero que mi salud mental es más importante que apoyar berrinches histéricos de mujeres de 40 años que mi hija de 5 ya no hace porque es más madura que estas madres.
No tengo problemas en patear escritorios si considero que el desempeño de un maestro no es el que debería, si la profesora de matemáticas no les enseña a multiplicar cuando debe de hacerlo o la de lengua española no dicta cuidando su dicción y esto redunda en perjuicio del alumno, por ejemplo, pero hacer un escándalo por un "quítame allí esas pajas", la verdad es que es algo que no estoy dispuesta a apoyar.
Puedo no simpatizar con un maestro, pero si hace bien su trabajo, mis sentimientos hacia esa persona son irrelevantes, el maestro no está para caerme bien a mi, está para enseñar a mis hijos. Y esto es válido para cualquier profesional de cualquier área, la farmaceútica, la secretaria, vendedora de una tienda o la cajera del supermercado no tienen que caerme bien, tienen que hacer bien su labor y yo tengo que ser agradecida, que al final, decir "gracias" y "por favor", no cuesta nada

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