martes, 22 de mayo de 2012

Cuando la vida de de un porrazo que no esperabas


Hace unos días me llamó una amiga, absolutamente desesperada, después de diez largos años de noviazgo y dieciseis años de matrimonio, su marido, con quien siempre tuvo una muy buena relación, le viene a confesar que se descubrió bisexual y que tiene una relación paralela con un hombre, dice que la ama, que no quiere separarse pero que él es así.
Me preguntaba: «¿y ahora que hago?», la verdad es que desde mi punto de vista sólo tiene dos opciones, o se separa lo más amigablemente posible o lo acepta tal cual es.
Me decía, «mirá lo que me hizo». En realidad el hombre no «le hizo» nada, no creo que haya habido la intención de dañar, de perjudicar, de lastimar, por parte de él hacia ella. El problema, como muchas personas que descubren que sus parejas han tenido o tienen algo con otra persona es que se lo toman a titulo personal y en realidad, es algo que nada tiene que ver con uno.
En el momento que uno asume que la situación, si bien le afecta, no lo implica, todo es más fácil. Al poner la responsabilidad, el beneficio o perjuicio del hecho en el otro uno se saca de encima una mochila tremendamente pesada, conversar con calma y tomar decisiones se vuelve menos complicado.
Esta línea de pensamiento es válida para muchas situaciones de la vida, pero especialmente en casos como éstos.
Ahora bien, indudablemente descubrir que tu pareja tiene una relación paralela y encima con alguien de su mismo sexo no tiene nada de agradable, pone en marcha un millón de cuestionamientos, preguntas, dudas y sentimientos encontrados. Además, no se borran de un plumazo dieciseis años de matrimonio, tres hijos y un largo camino vivido juntos.
Mi amiga, cuando le dije que, desde mi óptica, tenía dos salidas, me dijo: «si me separo, que les digo a los chicos y si no lo hago, como vivo con ésto?». Ninguna de las salidas es fácil, si te separás, tendran que ver que se les dice a los hijos, ¿está el hombre en cuestión dispuesto a asumir delante de sus hijos algo que tiene que ver con su intimidad?, ¿tienen los chicos la necesidad de saber la verdad?, ¿es ésta una verdad que los hijos de esta pareja deben conocer y manejar? y si no te separás ¿es esta mujer capaz de vivir con una persona con una sexualidad que ella no comparte ni aprueba?, ¿es su amor tan grande como para aceptar al otro como es?.
Todas estas preguntas tienen respuesta sólo en la pareja y en la persona que recibe semejante noticia el día menos pensado. Obviamente, las respuestas no serán fáciles de encontrar, la situación no será fácil de manejar y la ayuda profesional de un sicólogo o consejero matrimonial es mucho más que necesaria, yo diría que es imprescindible. Yo, como amiga, a lo sumo, puedo escuchar, abrazar, apoyar y estar allí. pero el trabajo duro lo tienen que hacer las personas involucradas.

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