martes, 15 de mayo de 2012

De sectas y otras yerbas



Hoy tenía que elegir, si hablar sobre el Día de las Madres, o sea mi día y el de muchas de mis amigas y familiares o hablar de un tema espinoso como es el de las sectas, a riesgo que me tiren con tomates en lata, hoy dejaré de lado el Día de las Madres y hablaré de las sectas.

Según la Real Academia Española la definición de Secta es la siguiente:
1. f. Conjunto de seguidores de una parcialidad religiosa o ideológica.
2. f. Doctrina religiosa o ideológica que se diferencia e independiza de otra.
3. f. Conjunto de creyentes en una doctrina particular o de fieles a una religión que el hablante considera falsa.

De acuerdo con estas definiciones, muchas religiones tradicionales se iniciaron siendo sectas, la misma religión cristiana históricamente fue una secta, hasta que el gobierno del Imperio Romano lo reconoció como religión.
Aclaremos desde el vamos, que no todas las sectas son perniciosas y que existen movimientos sectarios dentro de las religiones tradicionales. Habiendo aclarado ésto, sigo.
En la religión católica, que es la que más conozco, puesto que fui criada en ella y mi familia la profesa, existen movimientos de condimentos sectarios.
Uno de los argumentos que tienen las personas católicas al referirse a las sectas es que las sectas te apartan de la familia, ¡CUIDADO!, porque si nos focalizamos en ese argumento, tildaríamos de sectas a todas las congregaciones de monjas y sacerdotes católicos empezando por las carmelitas, puesto que viven en comunidad cerrada, como muchas sectas, entregan sus bienes a la congregación y abandonan su familia para ir a vivir a la congregación.
Que existen movimientos de índole religioso o filosófico, de corte oriental, judío, musulmán, cristiano, ufológico o lo que quieran es indudable, que sean perniciosos es algo a analizar caso por caso.
Indudablemente, toda religión o movimiento religioso se nutre de desesperados y angustiados, algunos de manera más agresiva que otros.
Están los que se apoyan en el fin de los tiempos y que hay que estar preparados para ello, están los que prometen soluciones mágicas a los problemas financieros, de salud o de lo que sea, están los que prometen una vida eterna maravillosa.
En el fondo, nadie sabe que hay del otro lado; toda persona medianamente inteligente sabe que no hay soluciones mágicas para los problemas terrenales. Lo que nos sostiene es la fe, la fe en un dios que nos han inculcado que existe, la fe en uno mismo, la fe en lo que queramos. Puesto que como en innumerables ocasiones lo he dicho, la fe es una necesidad, la religión es optativa, podemos tenerla o no, podemos creer en lo que nos guste y nada de ésto es criticable en la vida de un adulto.
Ahora, la cosa se pone de color hormiga cuando alguien pretende que su familia y sus hijos menores de edad integren una comunidad cerrada, que es lo que pasa con algunas sectas y movimientos religiosos o filosóficos.
Todos tenemos problemas, pero cuando perdemos la capacidad de discernir y repetimos como loros los dichos de otro y hacemos nuestros sus pensamientos la cosa definitivamente se pone fea.
Una de las cosas que sorprende a muchos es que en movimientos sectarios existen profesionales y hasta científicos, pero aclaremos que tener un titulo universitario no nos hace inteligentes, nos hace profesionales. Lo que nos hace inteligentes es la capacidad de discernir, de elaborar pensamientos propios a partir de la experiencia, propia o ajena; de elaborar criterios propios a partir de un pensamiento, doctrina o idea que nos han inculcado, de separar la paja del trigo y concluir si lo que recibo es realmente valido para mi vida y si lo que aprendo es acorde a mi persona, sin por ésto menospreciar las creencias de los demás.
Al final, la persona de a pie tiene poca idea de lo que es una secta, grupo en el cual aun estoy, aun cuando llevo años leyendo y tratando de interiorizarme en el tema; la palabra secta esta estigmatizada, la persona promedio teme lo que no conoce y se deja arrastrar por lo que alguien en quien confían y le merece respeto de su comunidad, que es su área de seguridad, le dice.
Es más cómodo y exige menos esfuerzo hacer mías las ideas de otro, no me supone conflicto ni conmigo ni con los que habitualmente trato ponerme en el rebaño y seguir la corriente que tomarme el trabajo de leer, estudiar, criticar, discernir y poner en tela de juicio lo que dice el que dirige el grupo, movimiento o comunidad.
El lavado de cerebro existe en todas partes, pero es más difícil que ocurra, si me preparo intelectualmente y me hago fuerte en mis conocimientos y en la fe elegida, y ojo, digo la fe, no la religión.

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