miércoles, 11 de enero de 2012

Enero en Asunción

Pasó Navidad, pasó Año Nuevo, pasaron los Reyes Magos..., la vida vuelve lentamente a la "normalidad".
Ahora toca empezar a hacer economías para que el mes que viene pagar las matrículas de los chicos en el colegio, comprar útiles escolares y reponer lo que ya no les entra del uniforme.
Mientras tanto, comenzamos la dieta del gazpacho, gazpacho de mañana, gazpacho de tarde, gazpacho de noche, a ver si bajo los 5 kilillos que subí en diciembre.
Ayer vinieron mis sobrinas y las amigas de mis hijas, se acababa de ir la secre y había dejado la casa un poco más presentable; a las ocho de la noche habían vasos sucios por toda la casa, agua vasos y cacerolas en todo el patio, pintura en el suelo de la sala..., pero los ojitos brillantes de felicidad de las nenas era una visión impagable. La vieja, acá presente, se puso a recoger, lavar y limpiar todo, pero también se acostó feliz de ver a sus hijas felices.
Hoy me levanté a las 5:30, como desde hace una semana lo hago, mi hijo va a nadar a las 6 al club, y yo que pensaba que en vacaciones me podría despertar a las 7, ¡ilusa de mí!
Aprovechando el fresquito matinal, si a 28 grados se le puede llamar fresquito, me puse a buscar y a cortar etiquetas para las conservas que me pasé cocinando todo el sábado y el domingo.
Hace días que no voy a caminar, el calor y la falta de tiempo, hacen que me sea imposible hacerlo, el cuerpo me pide caminata y los nervios también, pero no me animo a salir con este calor opresivo y asfixiante.
Estar en casa significa luchar con las moscas, me resisto a vivir encerrada para que estas putas no entren, ando con el insecticida pegado a la mano pero no sirve de mucho, las puercas se resisten a irse.
Ya no sé que hacer de comida, hace tanto calor que todo pesa en el estomago, sin contar que todo está carísimo; fui al súper y tuve que dejar cosas en el carrito, me produce angustia ver que el dinero no alcanza.
Se achicharra el cerebro, pensar es un esfuerzo..., quiero una casa en Aregua, pero eso será algún día, hoy estoy en Asunción, con al asfalto hirviente y la pereza propia de enero..., son las 8 y media de la mañana y estoy pensando en "como pegaría una copa de vino blanco helado", pero no, a esta hora café y cigarrillos, el alcohol en otro momento..., la diablita que vive en mí me pregunta : "¿en media hora, que te parece el vinito?". No, hay mucho que hacer y apenas empieza el día.

 

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