¡¡¡LLEGARON LOS REYES!!!

Al fin llegaron los Reyes Magos, no podía más con la ansiedad.
Me desperté a las 5:30 para acompañar a mi hijo a desayunar para que su papá lo lleve al club a las 5:50, le pregunté, al grandulón, su iba a ver que “le habían traído los Reyes” y me dijo “después nomás”, me dio un no sé qué, si bien los más grandes ya saben quienes son los Reyes Magos, igual me hace ilusión que quieran ver que les compramos, será cuando vuelva.
E las 6:30 las desperté a las nenas, la chiquita se levantó como disparada por un resorte,
Bajó las escaleras a los trompicones y se acercó al arbolito con los ojitos brillantes, no sabía por dónde empezar, fue abriendo los regalos mientras su papá les sacaba fotos a ella y a su hermana, quien había ido a elegir ella misma sus regalos.
La chiquita se ponía en pose con cada regalo, mientras no me quiera salir modelo descerebrada, todo está bien; mi hija más grande aunque ya había visto antes sus regalos estaba igual de emocionada.
Luego de toda la emoción de abrir los regalos cada cual fue a sus habituales quehaceres, mi marido a trabajar, mi hija a la aeróbica y yo me quedé a esperar, vestida y compuesta como para ir a caminar, a la secretaria ejecutiva, que por supuesto llegó tardísimo y al mazo mi intención de ir a caminar.
Mientras tanto, la chiquita ya se disfrazó y se puso a cantar, canciones inventadas, con el micrófono que le trajeron los Reyes, un encanto que te deja la cabeza hecha un batuque.
Al final la secre llegó con cara de culo afligido, como siempre y tarde como siempre; agarro hija chiquita y voy al club a buscara la más grande, previo paso por el súper para comprar algunas cosillas que me olvidé para el almuerzo.
De vuelta a casa, poner la ropa en el lavarropas y hacer la comida y prepararme para la tarde que hay que llevar a la niña pequeña a la natación, y más tarde a ver que trajeron los Reyes en casa de la Yaya, por ahora escribo mientras escucho la batalla campal entre las dos nenas, vaya uno a saber por qué.