viernes, 16 de diciembre de 2011

Viernes...

Viernes..., se acaba la semana. Al menos para la gente que trabaja fuera del hogar y para los chicos, quienes ya el fin de semana no tienen actividades fijas en el club, para mí inician 2 días de salvaje locura, porque todos quieren "hacer algo": invitar amigos, salir, ir a la piscina del club que los sabados y domingos de tarde parece sopa con fideos, como diría Mafalda; marido va andar por casa haciendo cosas y tocando la pera.
Para mí no hay demasiada diferencia entre un lunes y un domingo, excepto que la crisis vacacional se acentúa terriblemente.
Encima hay que empezar a ver que haremos esos días horrorosos de Navidad y Año Nuevo, ¿donde y con quien lo pasaremos¿, ¿que comeremos?, porque a no olvidar que  la comida es en escencia el alma de estas fiestas, aunque algunos piensen o quieran pensar que el alma de estas fiestas es otra cosa.
Y recordemos, que esos conflictos que hemos tratado de no enfrentar durante todo el año aparecen gorditos y rozagantes en estas fiestas "de amor y paz".
Además marido no cobró aguinaldo aún, o sea que la semana que viene iremos corriendo como taradas a comprar los regalitos que no compramos todavía por falta de guita y tendremos que luchar con la marea humana que va por la calle, al igual que nosotras, con los ojos desorbitados y cara de loca para ver "que mierda le regalo a los retoñitos éstos".
Por lo menos, en casa, hemos resuelto ciertas cosas: Papá Noel trae ropa y zapatos, y los Reyes Magos traen juguetes, entonces así, ya en Navidad comienza el apertrechamiento para la época de clases. Los adultos no nos damos regalos.
De sólo pensar en lo que ve a ser la semana que viene ya me canso y tengo ganas de tirarme en la cama, libro en mano a olvidar que el mundo existe..., no se puede, entonces, a falta de vino blanco, café, pucho y pan dulce económico y me relajo en este caótico mundo de "hogar dulce hogar"

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