Por dónde empiezo hoy?, estoy enojada, muuuuuuuuuuuuuy enojada.
Ayer me enteré, que el profesor más querido por el grado de mi hijo ha sido calumniado y que esta calumnia le puede costar el puesto y ésto me enfurece, me hace arder la sangre. Cuando el honor y el buen nombre de una persona se pone en tela de juicio, es importante hacer una investigación profunda y no dejar nada al azar, cosa que parece no ocurrió.
Los padres y alumnos de este grado nos habíamos unido para solicitar que volviera a ser profesor del grado, pero, aparentemente esto no podrá ser posible porque una chiquilina con problemas sicológicos, antecedentes de inestabilidad emocional y hechos similares puso en duda la profesionalidad y honorabilidad de este maestro..
Si la denuncia viniera de alguien con otro perfil, sería yo la primera en defender al alumno, pero como en estos casos los antecedentes cuentan, no me puedo poner del lado de la alumna en cuestión.
El hecho se repite, y más allá de cuanto afecta al profesor, es importante analizar qué está pasando por esa cabecita para tener un comportamiento que perjudica tan gravemente a alguien; porque, en el fondo y a la larga, la que está con problemas serios es la niña que necesita apoyo sicológico. Este hecho se volverá a repetir, puesto que se está formando en la criatura un patrón de conducta que si no se trata y se detiene ahora, que aún es joven y maleable, le traerá problemas inmensos en su vida futura.
Tanto el colegio como los padres de la niña, deben tomar cartas en el asunto en cuanto a la salud mental de la misma y no esconder el polvo bajo la alfombra, porque como dije antes, la conducta se repetirá una y otra vez hasta que al final la destruya a ella.
El maestro podrá salir o no de la institución, podrá limpiar o no su nombre, pero, como adulto superará el trance.
Lamentablemente, el problema de la niña irá in crescendo si las personas responsables de ella no hacen lo que corresponden para solucionar el problema hoy.
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