miércoles, 23 de noviembre de 2011

Envejecer con dignidad

Acabamos de ver con Julia a la Tania Domanizcky haciendo ejercicios y, dice que, poniendose linda. Reconozcamos ella es linda. NOSOTRAS TAMBIEN SOMOS LINDAS.
Yo apunto a envejecer con dignidad, pero sin privarme de los pequeños placeres de la vida. O sea, me tiño el cabello, me maquillo de vez en cuando, camino todo lo que puedo y no me privo de las comidas que me gustan y puedo pagar.
Cuando nos reunimos con las chicas y hablamos de lo que nos gustaría cambiar, no critico a quien se quiera agregar lolas o meterse al gym, es más, alguna amiga mía se puso un poquito de lolas y está preciosa, pero no me veo poniendome cosas o haciendome cirigías y tratamientos para "ser más bella", es más ponerme cremas en la cara me supone un esfuerzo sobrehumano, ya que es una rutina diaria para la cual no tengo tiempo ni ganas, o sea, tengo 45 años y los aparento, no puedo ni quiero parecer de 25.
Me gustaría bajar algo de peso, pero no por una cuestión estética, sino porque es más barato bajar de peso que comprar ropa nueva y tengo mucha ropa que me gustaría volver a ponerme. 
He visto a mis abuelas, a mis tías y a mi mamá envejecer dejando que cada arruga y cada pliegue de piel cuenten la historia de su vida y me parece fantástico que nunca hayan pretendido ser más jovenes o más bellas de lo que eran o son.
Cada etapa de la vida de una mujer tiene su encanto, cuando tenemos 15 años, tenemos la frescura de un pimpollo que se abre a la vida, a los 25 somos mujeres donde se empiezan a marcar los rasgos del caracter, a los 35 empezamos a entrar en la madurez y nuestro cuerpo ya ha tomado, las más de la veces, las redondeces de la maternidad, a los 45 nuestras caras y cuerpos empiezan a hablar por sí solos contando una historia de tristezas y alegrías y así en cada etapa, pero lo más importante es que por medio del andar, los pliegues, las arrugas, como dice Neruda "confieso que he vivido".
Lo importante no es la edad de la cara o el cuerpo, lo importante es la edad de la mente y el alma y éso también se refleja en la cara y el cuerpo.
Pocas mujeres han sido tan bellas como Katherine Hepburn y se murió sin una sóla cirugía, o Lauren Baccall o la Madre Teresa de Calcuta; estas mujeres no sólo son bellas en el rostro y el cuerpo, reflejan en su semblante una paz y una alegría interior que no precisan de cirugías.
Tenemos que tratar de tener el espiritu alegre y en paz, que ésto se va a reflejar en todo nuestro cuerpo y seremos bellas y jovenes hasta en el día que nos toque partir. 

1 comentario:

  1. te dejo un artículo que me encontré hace unos años y guardé, y que me pareció muy a propósito de este post. saludos desde acá nomás http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-63349-2006-02-19.html

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